Uno de los principales errores que se cometen en relación a la jubilación es comenzar muy tarde con el ahorro destinado a buscar ingresos complementarios a las pensiones. En nuestro país la media de edad a la que se contratan los productos financieros orientados a la jubilación es muy elevada en comparación a otros países europeos.
Existe una mala o nula planificación de la jubilación, y solo se cuenta con las pensiones.
¿Significa lo anterior que independientemente de de la edad la persona tiene que salir corriendo contratar un plan de pensiones complementario? no necesariamente, pero sí significa que el horizonte de la jubilación por muy lejano que aparezca debe ser considerado siempre un objetivo para el ahorro y la inversión.
¿Qué características debe tener un plan de pensiones?
Con los planes de pensiones ocurre un fenómeno cuando menos curioso que afortunadamente no sucede en la mayoría de los productos financieros. Nos referimos al enorme porcentaje de usuarios que desconocen las características principales de los planes que tienen contratados. Desconocimiento que alcanza por supuesto a la rentabilidad y que puede incluso están en el origen de un producto que acabe perdiendo dinero.
Por lo tanto, no todo es lo que parece.
Es cierto que un producto garantizado da la sensación general de no aportar pérdidas, comprometemos un capital que se nos devuelve integro y al que sumar un rendimiento garantizado que también se nos devuelve a la hora del rescate del plan.
Hasta ahí todo correcto, es cierto que a priori no hemos perdemos dinero. Sin embargo detengámonos un momento a contemplar un escenario que hasta ahora no hemos tenido en cuenta, el crecimiento de la inflación año tras año.
No superar la inflación en intereses y crecimiento es una manera indirecta de perder dinero a lo largo de los años, es decir, no va a repercutir efectivamente sobre nuestro valor garantizado, ni sobre nuestra aportación de capital, pero nuestra rentabilidad pierde valor frente al coste real de la vida.
Nuestro plan de pensiones debería aportar una rentabilidad que supere la inflación más la suma de gastos del producto genere, a partir del punto de igualdad entre ambos porcentajes es cuando podemos considerar el beneficio de nuestro plan de pensiones.